La de Arrankudiaga era
especial. Me insistía en que era incapaz de sentir placer con el sexo, por lo
que se convirtió en un reto.
Quedamos a comer un día
en su pueblo y de ahí fuimos a su casa a procurar que mi arte amatorio
consiguiera proporcionarle placer.
La chica es mona, pero
vergonzosa como ella sola. Cuando consigo desnudarla se tapa con una manta y se
envuelve en ella sin que sea capaz de introducir la mano para llegar a su
cuerpo.
Al final la convenzo y
empezamos a besarnos en el sofá, viendo Sálvame, pero la veo más centrada en
Jorge Javier que en mi lengua hurgando en su sexo. Y encima me da conversación.
Apago la tele y la
llevo a la cama. Vuelvo a la carga y la penetro. Está empapada pero siento que
su respiración ni se mueve.
La miro, y empieza a
darme conversación. Me dice que nada, que no me preocupe, que ella no siente
nada, pero que yo me satisfaga, pero que para no aburrirse, que podemos ir
hablando.
-
Chica, tú si que sabes como mantener a
un hombre excitado y cómo subirle la autoestima.
Y encima se ríe del chiste.
Me dice que se calla, que yo siga a lo mío, pero decido cambiar de postura y
ponerla a 4 patas, y así al no mirarme a la cara, a ver si se concentra.
Pero en esta postura se
le llena el sexo de aire, y empieza a expulsarlo sonoramente, con lo que le
entra la risa, y mi autoestima vuelve a caer, al mismo ritmo que mi erección.
La vuelvo a poner boca
arriba y ensayamos el misionero. Me muevo, entro y salgo, y parece que la cosa
funciona. Estoy cogiendo ritmo, lo subo, y creo que empieza a sentir algo y de
repente, en plena excitación salta.
-
De azul
-
¿qué?
-
De azul
-
¿De azul qué?
-
Voy a pintar el techo de azul
Anda no me jodas. Otra
vez se baja la autoestima. Me la quedo mirando y me dice que es un viejo
chiste. Que perdone, y que siga.
Ya por acabar, decido
inhibirme de sus cosas, me muevo rápidamente y me corro. Vaya tía. Y encima,
como está acostumbrada al fracaso, se lo toma a cachondeo. Y como es nuestra
primera cita, ni le va ni le viene. Y encima, como fui de sobrado, se ha
descojonado de mi totalmente.
Pero no me rindo.
Cuando samurai saca espada no la guarda sin antes mancharla de sangre. Y la
cojo y me la llevo a la ducha, a ducharnos juntos.
La enjabono
completamente, suavemente, acariciándole los pechos, despacio. Se le endurecen
los pezones, y parece que algo empieza a sentir.
Ataco duramente y le
coloco el chorro de la ducha directamente en su sexo. Abre las piernas y me
mira sorprendida. Parece que siente algo.
Me agacho y con un dedo
le hago aflorar el clítoris y le dirijo directamente el chorro. Se pone
moradito, hinchado. Me alegro, me da que conseguiremos el orgasmo.
Pero de repente, en esa
postura, yo agachado debajo de ella, con un dedo haciendo aflorar el clítoris,
con el chorro directamente sobre él, coge la tía y se empieza a mear, ¡se me
mea encima!
Ay la hostia, ya lo que
me faltaba.
-
Lo siento, me vinieron unas cosquillas,
sentí placer y pensé que era un orgasmo
En fin. Nos secamos, me
visto, le doy un beso y me despido. Decido que es un PDT, o sea, un Puto
Desastre de Tía.
Volviendo a casa vuelvo
a mirar en mi pasado sexual reciente, y llego a la conclusión de que no
funciona, que no hay manera, pero me animo pensando que puedo ir por buen
camino. Alguna saldrá buena, vamos, digo yo.
¿O es que soy yo el desastre?
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@txomin43