Estamos en pub y estoy
mirando a mis amigos. El Mikel esta en la barra hablando con dos tías. El Patxi
está entrando a todas las cuadrillas que hay en el pub y el Joseba está
intentando emular mi fracaso en la cola del baño de las chicas.
Hay una historia, que
se ha mitificado hasta la saciedad, que ocurrió hace muchos años, y de la que
fui testigo. Un amigo de la infancia, el Rober, se metió en un baño con una tía
y a los 5 minutos salió ella del baño con los gallumbos de él en la cabeza, y
poco después el Rober subiéndose los pantalones y reclamando la propiedad de
los calzoncillos, que salieron del bar rápidamente sobre la cabeza de la moza.
No sé qué pasó en aquel
baño, creo que jamás nadie lo sabremos ya que ya no veo al Rober, y de la chica
tan solo queda un curioso y estereotipado recuerdo.
Pero aquel hecho marcó
nuestras vidas de tal manera que intentamos emularlo, revivirlo constantemente.
Llevábamos una noche de
política de tierra quemada, que se puede resumir en que no volvemos a entrar en
los pubs anteriores, ya que no queda chica a la que hayamos entrado.
Y me siento con una
cerveza en una mesa en el pub, viendo actuar a la cuadrilla y pensando, ¡Dios,
que ridículos que somos!
Y de repente, una chica
se sienta al lado. Con la mirada busco un bolso, una chaqueta, alguna
pertenencia que aquella chica haya dejado en la mesa, que seguramente habrá
vuelto a por ella, y me levanto para disculparme.
-
Perdona, no sabía que estaba ocupada
-
Jaja, no lo está. Es que me duelen los
pies con estos taconazos que me he puesto hoy, no te importa que me siente aquí
contigo
-
Para nada
Y miro los zapatos que
me está enseñando, taconazos que lleva… y que pierna más bonita se ve, ayudada
por la falda tan corta que lleva.
-
Hay un buitre por ahí superpesado, creo
que me ha entrado 3 veces.
El Patxi, ese es el Patxi,
que anda al fondo del bar entrando a unas chicas. Con el Mikel en la barra y el
Joseba en el baño, la salida del bar queda libre, puede ser una oportunidad, me
la tengo que jugar.
-
¿Te apetece tomar algo?
-
Venga
-
Pero vamos a otro bar, no sea que el
buitre te vuelva a entrar
-
Vale
La tía se levanta, la
agarro por la cintura y rápidamente la saco del bar. Mikel se da cuenta de la
jugada, pero apenas le da tiempo a reaccionar, y me limita a seguirme
estupefacto y sorprendido con la mirada mientras salgo del bar.
Lo he conseguido, he
salido del pub, hay que ir a alguno de los que ya hemos estado, ya que la
probabilidad de volverme a encontrar con mis amigos es menor.
Entramos hasta el
fondo, al lado de la pista y sacamos unos roncolas. Mira que es guapa la chica.
Ponen música bailable y ella pone las manos en su cintura mientras baila.
Cojo sus manos y
bailando, paso a paso, las levanto, las paso por encima de mis hombros, y las
dejo ahí, mientras voy acariciando suavemente sus brazos, sus hombros, su
costado, hasta llegar a su cintura. Ni Charly Sheen lo hubiera hecho mejor. La
tengo donde yo quiero, ella abrazándome por el cuello, yo por la cintura.
Y en un alarde de
miradas, mi nariz roza la suya… y la beso, y ella me besa. Acabamos la canción
con un muerdo intenso… y empiezan los problemas.
¿A dónde la llevo? A mi
casa no. Mi baño está abducido por el pollo, mi cama sin sábanas y la cama
pequeña moteada por la aventura sexual monoparental de Mikel la última vez que
durmió en casa.
Salimos del bar mirando
para todos los lados, que no quiero que me vean mis amigos, no sea que la jodan
y vamos corriendo a mi coche. Cuando arranco siento un alivio, aunque aún
visualizo la posibilidad de que el Joseba aparezca tumbándose sobre el cristal
del salpicadero como si fuera un zombi.
¿A dónde la llevo? De
hotel olvídate, que la hostia de la ronda que pagué el sábado pasado me ha
dejado sin fondos. Empezamos a dar
vueltas por la ciudad, y voy buscando los antiguos picaderos, que la puñetera
burbuja inmobiliaria ha convertido en bloques de pisos uno tras otro… ¿¡Cuánto
hace que no mojo en el coche!?
Ya vale de dar vueltas,
que los primeros 20 minutos cuela lo de
poner mi mano en su muslo, y besarnos en los semáforos, pero esto ya se alarga
demasiado. Con lo que me meto en el parking de la catedral.
Nos vamos a la segunda
planta y en un rincón nos empezamos a enrollar.
El puto coche este tendrá nosecuantas estrellas de seguridad, pero es
una mierda pinchada en un palo a la hora de follar, ¡que incómodo!
Intento echar su
asiento para atrás pero no hay manera de pasar de la palanca de cambios, por lo
que decidimos pasar al asiento de atrás. Me tumbo y consigo quitarme los
pantalones, pero a ella se le ha enredado el vestido en el pelo, que cuadro.
Por fin consigo que se
inserte pero se le resbala una rodilla y se cae del asiento. Lo que no sé es
como hizo para no salirse, aunque a mí me dolió un huevo… literalmente.
Al final salimos del
coche, la apoyo contra el asiento y consigo penetrarla desde atrás. Mierda, necesito
una gomita, y sacar el condón caducado de la guantera como que no es plan. Y
además, seguramente estará cuarteado, que lleva todo el verano ahí.
Voy a intentar que
cuando me vaya a correr ella se dé la vuelta y me acabe con la boca, yo que sé,
ya hemos empezado, vamos a jugárnosla el todo por el todo.
-
Coño, así que hoy has pillado, ¡eh!
Anda, no me jodas que
la de seguridad acaba de aparecer. Y ésta se ha retraído. Vaya mierda. Se está
vistiendo diciendo “qué vergüenza, qué vergüenza”
Me señala la pared,
otra puta cámara de seguridad, ¿¡cuántas hay en este puto parking!?
Me meto en el coche,
arranco, pero la de seguridad se pone delante. Bajo la ventanilla y le espeto:
-
¿Qué?
-
Que pases por caja antes de mover el
coche, listillo.
Pues nada, salgo del coche
y me voy con las orejas gachas a la salida. Al subir me cruzo con dos tías que
bajan, pero ni me apetece decirles “epa”, así que pago, y bajo.
La chica está encogida,
le voy a agarrar para decirle algo, cualquier cosa, pero se revuelve
-
¡Ni me toques! ¡Sácame de aquí, anda!
-
¿Dónde te dejo?
-
Donde me viste, me iré a casa en taxi
-
Te llevo yo…
-
¡Que no! ¡Venga, o me voy andando de
aquí!
Nada, otra noche
triunfal. Al salir le pido el móvil pero la mirada que me lanzó fue respuesta
clara y rotunda.